El suelo radiante es un sistema de calefacción que consiste en una red de tubos que se instalan bajo el pavimento. Recomendable principalmente en nuevas viviendas o en aquellas que están siendo reformadas, constituye una de las opciones más eficientes y con un mayor rendimiento. Con distintas variantes y materiales, ofrece múltiples beneficios. Además, garantiza confort y se puede instalar en diferentes variantes y materiales. El suelo radiante también aumenta el valor de las viviendas y a la vez se ahorra espacio ya que no será necesario la instalación de radiadores u otros sistemas de calefacción.
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Cómo funciona el suelo radiante
Un sistema de calefacción basado en el suelo radiante viene a ser una red de tuberías de plástico. Estas se instalan bajo una capa de mortero y el pavimento de un hogar. A través de estas tuberías puede circular tanto agua caliente como agua fría, que se distribuye a lo largo de todo el tendido que se haya instalado. De esta manera, el calor y el frío que se irradian parten desde el suelo. La sensación de confort que se obtiene es mucho mayor cuando las temperaturas se regulan desde el suelo. Dicho en otras palabras, la calidad del ambiente se mejora en gran medida.
La colocación del suelo radiante es todavía un sistema que en nuestro país se considera aún muy novedoso. Sin embargo, en otros países lleva años como principal opción entre los sistemas de calefacción. En los referente a cómo funciona este sistema de calefacción, los distintos tipos que existen se sirven del mismo tendido de tuberías que se colocan bajo el pavimento. La diferencia la encontramos en el suministro. Con independencia de la elección que hagamos, nos beneficiaremos de una eficiencia energética muy elevada. Estas es incluso mayor que los radiadores que funcionan con gas natural. Al ser mayores las dimensiones de la superficie que irradia el calor, la temperatura puede mantenerse más baja. Así, disfrutaremos de un alto confort sin necesidad de disparar las facturas.
Tipos de suelo radiante
El sistema de calefacción por suelo radiante nos ofrece dos variantes posibles: el suelo radiante eléctrico o el suelo radiante por agua. En el caso de este último, podemos elegir el sistema de calentamiento del agua que queramos. Así, es posible utilizar calderas de cualquier tipo; el suelo radiante por gas sería entonces un subtipo. El suelo radiante eléctrico utiliza para generar calor un cable o conductor eléctrico que va en su interior.
El suministro para su funcionamiento es la electricidad. Pues como sucede en el caso de las calderas eléctricas, nos encontramos con el inconveniente de la potencia y del aumento del consumo energético. Pero cuenta con la ventaja de un suministro continuo y permanente, aunque elevará considerablemente las facturas de la luz. La instalación del suelo radiante eléctrico tenía cierta popularidad hace unos años. En la actualidad, no supera las instalaciones del suelo radiante por agua.
Así, además del suelo radiante eléctrico, disponemos también del suelo radiante por agua. Con esta opción, nos evitamos el inconveniente del que venimos hablando. El suelo radiante por agua utiliza una red de tuberías a través de las cuales circula agua caliente. Con este sistema aumenta la temperatura del suelo y se logra calentar toda la vivienda. En cuanto a la temperatura que se necesita para disfrutar del confort adecuado, no es necesario que esta supere los 50º. Se dice, por tanto, que el suelo radiante por agua es un sistema de calefacción a baja temperatura. El agua suele circular a unos 30º por el interior de las tuberías, evitando así posibles problemas circulatorios.
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